viernes, 1 de julio de 2011

Lo que me diferencia de ellos (haz clic por favor)


Este soy y estoy más solo que cuando llegué al mundo. Miento. Llegué al mundo con mi hermana, la cual murió al día siguiente de nacer. Quise decir que estoy más solo que la Luna.
Aunque de opaca belleza y ojos como ruiseñores, tengo lo mío, con una sonrisa puedo comprar otra que me guste más; con una mirada puedo obsequiarle al mundo una opulencia que nadie supo arrancarte. Y voy por las calles delirando y triste. Tengo quinientos hijos, tengo una sola mujer, tengo un ideal. Y tengo buena ortografía. Y soy noble y derecho, voy por las sendas de la ley, asimilando lo bueno y lo malo, para luego vomitar un pesado delito que no me lleve a la cárcel porque alegaré demencia. Soy un tipo depresivo de hermosa melancolía, de tierna tristeza, de frases que encandilan los guijarros que mis zapatos pisan. Tengo buenos gustos, escucho buena música, sé de tantas cosas. Y quiero aprender sobre la muerte, esa tirana al final del camino. Pero ya no quiero saber de sus placeres. Me gusta dormir. Y no quiero que me despierten cuando sueño con las plétoras que me regala Morfeo, prefiero eso a divagar en esta existencia cada vez más absurda.
A diferencia de ellos, tengo una insana metáfora que aún no escribo. Y una perseverancia. E ideales políticos. Porque no se trata de interpretar el mundo, sino de cambiarlo, de transformar este podrida existencia, y hacer más llevadera la vida. Se trata de ser solidarios. Soy solidario. Y a veces soy triste. Y otras me río como poseído por una euforia que destruye mis tristezas.
Soy dulce como un caramelo. Soy agrio como el limón. Soy tierno como tus caricias.
A diferencia de ellos, yo tengo palabra y cuando digo que amo a una mujer, no es para acostarme con ella, es para que me sepulten con ella en la misma tumba, en la postrera sombra.
Soy caviloso. Dejé la impulsividad porque no me ha traído buenos tratos, aunque sí una que otra caricia. No gusto del licor, pero hacen delirar las drogas legales. Me refiero a los antidepresivos. Soy de mediana estatura, con una cara de cuy a muchos agrada. Tengo dientes chuecos y cicatrices en las muñecas. Tengo ingenio. Y jamás me doy por vencido. Soy perseverante y olvidadizo. Un día me olvidaré de respirar. Un día me olvidaré de ti. Estoy muerto hace cinco meses. Y quiero ir por las calles portando una espada morada para poder decapitar a ese entrometido que me quitó a la mujer que amo, tan solo para burlarse de ella. Sé olvidar, lo aprendí hace unas horas. Sé perdonar, por lo tanto. Quiero decir que tengo virtudes y defectos. Quiero decir que soy humano. Quiero decir que me quiero porque me acepto tal cual soy. Y tengo cabello hirsuto y negro, negro, negro como la noche, en que empezó mi melancolía.
A diferencia de ellos, yo no soy aprovechador con las mujeres. Ay, las mujeres... Ellas me fallaron, la primera, la segunda, la tercera, todas besaron a otros hombres y creyeron encontrar el amor. Lo que no saben ellas es que nadie podrá amarlas como yo las amé, porque este amor es mío. Tengo yo la estúpida manía de ser desordenado. Y tengo la crisis de arrebatarme los arpegios que recorren mis cuerpo como curitas que nos tapian heridas. A veces soy complaciente en el sexo, pero nadie supo complacerme nunca. No soy un canalla, aunque así se piense. Me lastimo rápido, soy muy frágil, pero también puedo ser peligroso cuando me llevan al límite. Sé controlar mis iras.
A diferencia de ellos, yo no soy un emo, ni busco mi personalidad en un grupete de punk, ni abandono a las mujeres después de prometerles el más árido amor. Yo soy noble y conservo mis promesas. Yo tengo ideales, buena conversación, tengo depresión, y una existencia absurda. Yo no conozco ya ni el amor ni la felicidad, a diferencia de todos ellos, que sí son felices con sus existencias, porque tienen amigos que los quieren. Yo me levanto todas las mañanas pidiendo que me atropelle una avión, que un misil caiga delante de mío, me despedace en minutos. Yo me levanto todas la mañanas extrañando tus ojos, requiriendo de tus cabellitos enamoradizos. Yo me levanto con una pereza, con un dolor en los lumbares, porque deseo sinceramente que sea mi último día, para así dejar de pensar en todas estas penas que me consumen.
A diferecia de ellos, yo soy triste, yo siempre pierdo a la mujer que amo, yo soy un tonto al que le arrebatan todo. Y a diferencia tuya, yo no tengo amigos ni el pasado ni el presente.
Yo no soy egoista más, ni consumo ideales de otros. A diferencia de otros, yo no soy confabulador ni me aprovecho de mujeres ilusas como tú. Cuando digo amo, amo de verdad, y cuando digo olvido, nunca lo hago, cuando digo muero, me despido, pero sigo pensando en ti. A diferencia de ellos, yo te amo de verdad.

No hay comentarios: