lunes, 20 de octubre de 2008

A ella

Te rogué tanta piedad, y no recibí una línea de ti. Por eso estas lineas:

Desde aquella vez en que fuimos novios, me quedó ese resabio, esa duda, ese gusto por las chicas que tienen el cabello negro y usan lentes. No sabes cuánto añoro esas noches. No sabes cuánto añoro ese cabello despilfarrándose por la cama. Y esos mechones entres mis dedos. Y esos mostachos. La más bella historia de amor que tuve. Considéralo como una carta de amor, que se pinta descreído entre mis líneas. Nada es más amado, como cuando te perdí. No he vuelto a sentir lo mismo. Quizá, sí mejor; pero no igual, y eso te hace única.

Ojalá entiendas el alma de estas líneas y sonrías porque en mí siempre tendrás un silencioso admirador que esperará lo que haya que esperar por un último beso, porque me debes uno, el de despedida. Y siempre que mire tu casa recordaré que tus sentimientos, cual palomas erráticas, anidan en un pérfido pecho.
Si gustas llámalo despecho. Es más seguro estar en el olvido que morir en este precipicio abúlico y engorroso llamado añoranza de tus noches...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Bueno ceria k esas lineas tan bonitas sean para mi... jejeje Sta bonito XD

SUIMAR dijo...

interesante nostalgia armada en prosa lírica, interesante melancolía.