sábado, 10 de septiembre de 2011

Despedida

Yo tenía sueños, sueños irrealizables y otros que se fueron llevando a la praxis sistemáticamente, a paso descansado, sin irreverencia y mucho empeño en depurar los tósigos. Pero todo quedará trancado porque fui inútilmente vencido, humillado en una lucha que sostengo desde hace años, no solamente desde que perdí la única oportunidad de ser feliz, sino desde mi primera muerte, mi primera infancia, en el principio de mis ensimismamientos . Siempre lidié con la depresión. Pero esa malsana actitud me venció en un juego invertido. Le puse empeño, tomaba mis pastillas, iba a mis terapias, me atreví a soñar, programé mi vida de una manera en que no la depresión no quepa. Pero de repente, en menos de un mes, todo se me fue al diablo, todas mis pretensiones se truncaron y mis alitas fueron cortadas.
Gracias a la vida, yo también le agradezco, porque en pocos años he logrado algunos logros, no muy afamados ni reconocidos, pero en lo que es mi mundillo, se suponen triunfos sin desmedros ni detrimentos. Esa canción es irónica, pues fue creada por Violeta Parra, y en ella agradece a la vida, su existencia, los confortes de la vida, las inusuales cosas que hacen a uno querer llegar al día siguiente. Sin embargo, esa canción es una despedida, pues al año siguiente se suicidó, víctima de una depresión que la aquejaba, como a muchos.
No sé si tengo lectores, si me extrañaran cuando deje de escribir. Tengo la decencia de despedirme si alguien me lee, si alguien sabe de mis intenciones futuras, yo sé que se lamentará alguna de mis líenas. Pero mi decisión es irrevocable, es mi renuncia, porque la vida es una herida adsurda, es una mala tonada. Y si acaso encuentro un momento de apoyo, de alguien, de quien sea que me haga sentir vivo sin importarle mi enfermedad, yo recapacitaré, pero tal vez no vuelva a escribir porque soy un mal escritor

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