lunes, 13 de junio de 2011

La indignación, la depresión y los celos

Me duele mucho que me creas un canalla del tipo aprovechador, yo no soy así, porque soy consciente del amor que te profesé ardorosamente y no iba a fallarte de esa forma. Yo te amo, tú eres mi ilusión, la luz al final de mi torvo tunel, la dueña de mi prosa, la exhuberante dama que ansío para mi país. Tú eres la razón por la que sigo vivo. Yo he cambiado, y lo hice por ti, eso ya es mucho, eso ya amerita una oportunidad, pero no, te empecinas con que no. Desprecias mi intelectualidad y acaparas lo zafio. Soy muy tierno a veces, tú lo sabes, las otras, era un tanto cruel, pero ya no. Con esta tristeza rayana y ajada no tengio tiempo para ser cruel.
Sí, me pongo ansioso, pero jamás esas ansias se volverán fobias; sí, me pongo triste, pero ya no estaré deprimido; sí, me pongo divagador, pero ya no estaré loco. Y tú lograste eso.
Ahora sales con un chico, un tipo que, no sé, me altera. Y yo quisiera ser él, porque tendría mejor conversación, porque te haría reír más.
"Y engáñame un poco al menos, dime que quiere un poco más, que durante todo este tiempo la haz pasado fatal, que ninguno de esos idiotas te supieron hacer reír, que el único que te importa este pobre infeliz". No sé si la felicidad toca ahora mi puerta, pero la tocó hace cuatro años, y yo la entretuve con morisquetas. "El día que yo me muera, moriré mucho antes que tú, sólo quiero que una pena se lloré frente a mi ataud, que esta herida en mi alma no llegó a cicatrizar, y estará desesperada hasta que te vea llegar". MI amistad sigue de pie, irresolura, bordeando mi intelectualidad para entregártela en un hermoso empaque para que disfrutemos de mi cambio.

Te quiero mucho

No hay comentarios: