No tengo nada que te pueda gustar. A excepción de estos ojos que te miran con ternura, estos labios que ya conoces, esta prosa que es tuya.
No tengo nada que pueda interesarte, en serio. A excepción de mis temas de conversación, el interés por tu vida, la resaca de tristeza, la lasitud de mi hablar.
No tengo nada que puedas llevarte. A excepción de estas lágrimas enojadas con tu partida, la tentación de mi personalidad, los ojos que te mirarán siempre, los versos que son tuyos.
No tengo nada que puedas usar. Excepto mi perseverancia por si decides emprender algo junto a mí, mi tristeza que suele ser corrosiva, y esta manía de llorar por si muere una abejita.
Y también puedes adquirir de mí, ternura, un souvenir para tu soledad, unas pinturas recordatorias de mis besos, por si decides alejarte. Y por siempre mis pensamiento que perviven porque tu vives. Y estos dedos que desentonan y encantan y sueñan tocarte.
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