domingo, 25 de septiembre de 2011

Tu recuerdo en el espejo

Diseminados los reflejos, acuden
al cerebro prontas evocaciones,
como tu piel clara sobre mi cielo,
o el suave beso que hacíame resucitar.
Escribo esto con un agujero en el vientre,
tratando de asimilarte como otra
como incapaz de asirte a mi dolor huraños.

Y apesar de ello, todavía te amo.

viernes, 23 de septiembre de 2011

Feliz cumpleaños

Y que de ese del cual te enamoras ahora sepa lo pérfida que fuiste. Y que sepa de qué cuidarse y te investigue un poco. Y que te acompañe en este día especial para ti, y comparta tu inigualable sonrisa. Y tus ojos grandes y briosos. He pensado en ti. Y en tu propuesta de irnos a vivir cerca al mar, tal vez Magdalena, para despertar mirando el mar, y luego de estudiarnos con la mirada cargada de fantasías, empezar un día lleno de vericuetos y largas travesías. Y que ese del cual te enamoras no sea desafortunado como yo ni esté así de loco,ni tiemble con tu cariño ni se incomode y mucho menos se sienta perseguido y viva a la sombra de un león. Y ahora que lo pienso, hubiera sido muy interesante esa idea de traer un hijo a esta tierra de lágrimas, educarlo y hacerlo hombre a fuerza de cariños y comprensión: exactamente todo lo que me faltó. Pero no hablo de mí, porque hoy es un día para hablar de mí, sino de ti, princesa. Y hoy es un día especial. Inicia la primavera, pero también inicias el enamoramiento de alguien que tal vez sí te merece. Porque me has borrado de ti. Y porque te paseas con él, el de que estás enamorado. Y sonríes. Y yo extraño ahora estar a tu lado, sonriendo con tus muecas, deseando tus frases. Y contemplando mi soledad desde tu punto de vista. Y como algo nos unió, eso mismo nos separó. Y ese hijo muerto, es el secreto de tus labios.

Pásala bien con los que te quiere. Que cumplas muchos años más. Y gracias por estar en los momentos -difíciles. Yo no hubiera llegada hasta aquí sin ti. No vuelvas a lastimarme así más. Adiós y sé feliz,

A. P.

lunes, 19 de septiembre de 2011

No soy ni la mitad de hombre que fui ayer

Preso del vil licor, atravesé por estancias psicotrópicas. Me victimicé y dije cada tontería e hice cada pavada. Nada justifica un suicidio, es cierto, ella tiene razón. Y no hay cosa noble para quitarse la vida. La única causa noble para morir es morir por no ser un canalla o un traidor, por no renunciar a tus ideales. Y yo no renuncio a nada. A ti sí. No es bueno, pero será lo mejor. Me preparo para el olvido. Y aunque quiero verte, no lo voy a hacer. Mañana es otro día, y no quiero llegar, pero tengo que llegar porque estoy vivo; pero no le agradezco a Dios, ¿qué agradecerle? ¿tanto sufrimiento?, si llego mañana a estar vivo, será porque la vida me depara algo bueno. Y si te vuelvo a ver de casualidad, será por algo. Y no soy un cobarde, si eso crees, estoy triste y desesperado. Y nadie me ayuda a salir.

Un ratoncito me dijo que el cielo lloró. Y las putas se alegran. Y yo echando espuma, ebrio y loco por el poder y los recuerdos...

En el lugar de la pastilla están impregnados tus vagos recuerdos, a ver si me recuerdas, no como un loco, sino como el chico triste que te hacía sonreír..

Me espera la calavera en el fonde de mi habitación.´

Nos volveremos a ver...

sábado, 17 de septiembre de 2011

Ella también es poeta

"Aquellas manos que en una noche deshojaron los pétalos de mi jardín
de un jardín perfumado con sábanas blancas como mi piel
llenas de amor por ofrecerte un amor sin condiciones
y sin condiciones deshojaste mi piel
llenas de amor por entregarme tu calor.

Aquellas manos que recorrieron todo mi jardin
dejaron esparcidas todos los pètalos de amor
en las sábanas llenas de pasion sin condiciones
en un jardin que recordamos tu y yo.
aquellas manos... solo tienen el calor de mis pétalos
en un jardín de amor que construimos tu y yo."


¿Por qué tuve que rebuscar mis mensajes? Encontré tus versos, agazapados con disimulo, esperando mi relectura para que entiendo de una vez por todas, simplemente: eres genial.

Me contaste que tienes novio. Y yo corrí hasta el barquito para darme de testazos y victimizar mi tristeza, hacerla acorde a lluvia venidera. Y me dijiste que él te comprendía y que era muy bueno. Y yo me desentendí y decidí dejarte libre, que lo quieras solo a él, y dejar de ser mancha en tu óleo. Pero nunca estarás libre de mí, tú lo dijiste, porque siempre viviré en tus nostalgias. Y espero ser eso siempre: amable nostalgia. Yo no espero ya nada de la vida, ni el amor ni la felicidad ni nada. Ya hice muchas cosas que me enorgulleces y otras que me hunden en la depresión más y más. Dejé los medicamentos del todo, ya no tiene caso pelear una batalla que se pierde desde el primer momento. Y yo quería casarme contigo, tener hijos, criarlos y que se parezcan a ti. Educarlos y ser un buen padre, todo eso. Pero ya nunca más tendré esos deseos de ser padre, porque ninguna criatura merece que yo sea su padre. Sería una maldad universal traer un hijo mío.

Si Dios hubiera destruido la humanidad apenas esta quiso ser como Él, yo creo que la vida ahora sería más bonita. Porque entre tanta mierda, uno termina por camalonearse con el gris de las calles. Y libérame de amarte. Porque te amo sinceramente. Y porque no hay otra mujer que ame como a ti. Todavía converso con tu recuerdo. Y me pregunto, antes de prorrumpir en llanto: ¿cómo pude golpear a quien me hacía soñar? Es una condena que me seguirá hasta el último suspiro, que, desde luego, será por ti. Y ya es muy de noche. Y me espera mi destino. Y mi desatino también, fíjate que tan inteligente pero tan loco y triste. Y tu lo dijiste: en lo académico no niego que eres genial. Y eso no sé si fue un cumplido o un piropo. Llevo atesorada tus frases. Lamento dañarte al decir que te equivocaste, pues, de qué vale un CI de 156 si no sé utilizar esa inteligencia superior para vencer a una pueril depresión. Si la depresión se volvió crónica fue mi culpa. Y ya me despido de todos. Ya me despedí de las personas que encontraron entretenido quererme un poco. Y nadie sospecha lo que entreve mi viaje. Sí, un viaje astral... De qué sirve ser inteligente o muy inteligente si no sé desatar una bolsa, si no sé amarrarme los zapatos, si no sé recuperar la felicidad. De qué sirve la vida si no se le encuentra sentido. De qué sirve los sueños realizados si no tienes con quién compartir tu felicidad merecida. Y es que estoy muy solo. Y siempre ha sido así. Pero toda soledad tiene un fin, a veces trágico, otros, cómico. Lo que quiero es huir, huir de ti, de todos. Si Dios entendiera o sintiera, me daría carta libre y dejaría de insistir con su preceptos. La religión es para personas sumisas. Yo siempre fui rebelde. Una manera de rebelarse contra Dios es querer ser uno Dios. Yo no soy Dios, tal vez sí dios. Y a pesar de que me sonríe el trabajo, los estudios, mi vida sin ti está incompleta. No pido que vuelvas a mi lado, ya nada será lo mismo. Tú ya no me quieres, si vuelves es solo para sentir lástima, y yo no quiero alguien que se apiade de mí, yo quiero alguien que me ame, que ame, que ame para toda la vida. No quiero dejar de escribir, porque sé que si pongo el punto final, cerraré para siempre mi coherencia y me llevaran las tristezas. Pero sería bueno verte, aunque sea por última vez. Pero tampoco, si te veo sería solo para que me reproches y yo no quiero eso. He sido valiente, he sido perseverante, he sido amoroso, he sido decidido y he sido rebelde; pero ahora soy cobarde, sumiso, inseguro, odiado y quedado. Y me quedare caminando toda la madrugada buscando una urgente salida para esta tristeza.

Aprendí a quererme, a ver mis virtudes, dejando de lado todos mis defectos, sé que soy una persona importante, que soy capaz y hasta puedo llegar a ser ejemplo. Me valoro, me quiero, me estimo. Y estimo y valor y quieor a muchas personas. Pero yo te amo sobre todas las cosas, incluso sobre mí, que soy una cosa en tu vida, para ser más sencillos, soy un estorbo. Y porque te amo quiero esto. A veces renunciar a alguien es una muestra de amor. Mi última muestra de amor será esta: renuncio a ti. Quiero que seas feliz, muy feliz, que sonrías siempre, que te alegres con cada luna, que tengas una familia numerosa y una vida larga y apacible, que olvides mi nombre, mi rostro, mi vida. Yo renuncio a toda pretensión de que seas mía. Ay, qué amargas son las horas de mi existencia sin mirar tus ojos, sin escuchar tu voz. Y una fatalidad se me presenta, la visión de un cielo ralo, con luces, y más allá la celda para los castigados, y más allá el infierno, mi destino. Y cuando te enteres de mis andanzas, ya estaré tan quieto, capaz de recibirte y podré recibir tus lágrimas y tus abrazos sin inmutarme. Y decides buscarme, trae por favor una sonrisa y déjame en el buzón un poema, porque querré saber de ti.

Tras estas líneas, Claudia, mi vida no será la misma. Y sabes, me siento solo. Pero no debiera estarlo, por qué? si tú vives en mi mente, en la forma de recuerdo. Y como recuerdo me acompañaras hasta el final de mis días. Yo te amo, y nadie te amará como yo. Y donde esté, rezaré por ti.

Siempre serás mi diosa coronada.

Hoy releeré tus cartas para encontrar el valor, y comprender cómo te pude golpear.

Creo que estuve demasiado loco.Y lo único que supe hacer bien fue perderte y acostumbrarte a estar lejos de mí.

Ay, tu boca, cuánto la extraño. Y esta imagen dormirá conmigo, hoy, si es que consigo dormir... 

Te amo

domingo, 11 de septiembre de 2011

Tercera muerte

Por si alguien le interesa, alguna vez, si le gustó mis letras y quiere saber de mí, el que las hizo, le dejo una reseña biográfica. Pero, por favor, si me mencionan, mencionen a Claudia, ella fue mi motivación en esta tormenta. Y afuera llueve, y en mi interior también. Me inundo. Y la gente me mira y siente lástima. Y yo sigo decidido, premedito mis pasos. Y mi amor con la aurora te vuelve a esperar... Porque mis ojos se mueren sin mirar tus ojos...

Nací el 24 de mayo del 89. Mi madre dice que fui un milagro, pues, muy aparte de los denodados esfuerzos que tuvieron que hacer para concebirme, el hecho de mantenerme con vida durante esos primeros años, fue una contradicción a los estilos de la naturaleza. Fui mellizo, pero mi otra mitad pereció en el intento. Estudié al principio en colegios particulares, pero el maltrato por parte de algunos compañeros me volvieron evitativo, ya que yo era el menor de todo el salón; es decir, crecí en un mundo inapropiado. Ese acelaramiento en mi educación, en el desarrollo del curso de mi vida, me trajo un serio problema, según me dijo la doctora Villa, que fue una depresión, y matizó mi personalidad al grado de darle un trastorno. El fin de la primaria me atrapó con una terrible pena. Lo que la doctora Villa llamaría mi primera muerte. Esta muerte duró dos años y medio. Mi mamá se fue a tierras gauchas, a mí eso me ensimismó mucho, acompañado del maltrato en el colegio, y de los arrebatos de furia de mi hermano mayor, eso me volvieron este tipo retraído que suelo ser cuando me siento desprotegido o con miedo. Un día él, víctima de su ira, me cogió del cabello y me arrastró desde las escaleras. Estaba entre dos fuegos, de algún modo tenía que escapar, qué mejor que vivir en mi mundillo, indeleble y plausible como una tormenta de escarcha. Los tiempos de la secundaria, fueron así de apocados, con la misma gravedad para la sociabiliazición y un ensimismamiento del cual solo me desprendía para entrar a la clases de letras, tales como Historia o Literatura. También sufrí el desdén de esa gente irreverente con actitudes de trogloditas. Todo porque era el menor de ellos. Tuve mi primer enamoramiento a los catorce, pero ya estaba algo loco como para entender que no sería el último. Y, pues, con esa niña viví momentos álgidos de irrevocables milagros, de insanas sorpresas, pero de infelices torturas. Terminó por dejarme por un emo que iba al gimnasio. A los diecisiete, con las ideas claras y la insoportable sospecha de querer ser un intelectual, me enfundé en la Literatura. Me gustó mucho Las cuitas de joven Werther y eso tal vez le entregó a mi personalidad ese toque romántico, soñador e idealista, con un amor de novelas, con ese afán por quererme, y por qué no, morir de amor, o morir por ella. Luego aprendí sobre el Che Guevara, ese argentino loco, y quise ser como él, me aferré a utopías, a inexistencias, a mundos probables, realidades alternas que ofrecía la locura. Y luego la poesía de Benedetti, Sabina, Miguel Hernández, Ernesto Cardenal... Y la música, desde luego. El arte y el amor son dos festines que la vida nos ofrece a cambio de tanto dolor. Claro, mantenerse vivo es un reto. Ay, la vida, se va terminando como se terminó mi suerte... Y un día a los diecisiete años conocí a la que sería la mujer de mi vida. Claudia Bazán. Y ella durmió mis penas, me enseñó mucho del amor. Y de otros aforismos. Tuvimos una relación muy bonita, pero a la vez muy rara. Y ella marcó mi futuro. Es la mujer que más amé, a quien está dirigido todo lo que escribo. El día que la perdí, simplemente reapareció esa tristeza dormida. Y esa sería mi segunda muerte. Si la ven, díganle que fue mi último pensamiento. Ingresé a San Marcos a seguir una carrera de Letras que no era de mi agrado mucho, la cual dejé por seguir una de mi total agrado: Literatura, en la cual me esfuerzo y me desvelo, con tal de sobresalir. Y, por qué no, impresionar a Claudia otra vez. Pero una mañana de septiembre, amanecí muerto. Sería mi tercera muerte, la definitiva. La noche anterior había ingerido mucho alcohol, y estaba lo suficientemente ebrio para entender que alcohol y pena son mala compañía, y si a eso se le suman barbitúricos, dio como resultado mi muerte. Perdí mi batalla contra la depresión. Y esto fue impulsado por una serie de acontecimientos torvos que fueron añejando mi alma al punto de volverme loco de pena. Y a esa gente que encontró divertido quererme le afectó mucho mi deceso, pero se recuperaron muy pronto y sus vidas siguieron sin llanto y sin penas. Me enterraron en la tumba que comparto con mi hermana melliza, mi compañera. Nací llorando y morí llorando. Y desde un lugar muy apartado y solitario, ya no me siento triste, pero siento una terrible nostalgia porque extraño el amor de Claudia y el arte que hacía para ella.

Postdata: Ella fue mi último pensamiento, tal como se lo prometí

sábado, 10 de septiembre de 2011

Despedida

Yo tenía sueños, sueños irrealizables y otros que se fueron llevando a la praxis sistemáticamente, a paso descansado, sin irreverencia y mucho empeño en depurar los tósigos. Pero todo quedará trancado porque fui inútilmente vencido, humillado en una lucha que sostengo desde hace años, no solamente desde que perdí la única oportunidad de ser feliz, sino desde mi primera muerte, mi primera infancia, en el principio de mis ensimismamientos . Siempre lidié con la depresión. Pero esa malsana actitud me venció en un juego invertido. Le puse empeño, tomaba mis pastillas, iba a mis terapias, me atreví a soñar, programé mi vida de una manera en que no la depresión no quepa. Pero de repente, en menos de un mes, todo se me fue al diablo, todas mis pretensiones se truncaron y mis alitas fueron cortadas.
Gracias a la vida, yo también le agradezco, porque en pocos años he logrado algunos logros, no muy afamados ni reconocidos, pero en lo que es mi mundillo, se suponen triunfos sin desmedros ni detrimentos. Esa canción es irónica, pues fue creada por Violeta Parra, y en ella agradece a la vida, su existencia, los confortes de la vida, las inusuales cosas que hacen a uno querer llegar al día siguiente. Sin embargo, esa canción es una despedida, pues al año siguiente se suicidó, víctima de una depresión que la aquejaba, como a muchos.
No sé si tengo lectores, si me extrañaran cuando deje de escribir. Tengo la decencia de despedirme si alguien me lee, si alguien sabe de mis intenciones futuras, yo sé que se lamentará alguna de mis líenas. Pero mi decisión es irrevocable, es mi renuncia, porque la vida es una herida adsurda, es una mala tonada. Y si acaso encuentro un momento de apoyo, de alguien, de quien sea que me haga sentir vivo sin importarle mi enfermedad, yo recapacitaré, pero tal vez no vuelva a escribir porque soy un mal escritor

domingo, 4 de septiembre de 2011

Nostalgias

Es breve: la madrugada de ayer fue conmovedora, tú del otro lado diciendo que sientes nostalgia, yo, de esta parte, muriéndome porque te extraño el doble. El frío apremiaba, me congelaban los dedos. Pero pensar en ti, es reprimir las penas. Te extraño siempre. Las dos últimas veces que bebí alcohol, bebí hasta producirme una intoxicación, terminé en una posta o en un consultorio a base de sueros. Y esta vez no pienso beber ni intoxicarme. Esta vez voy a pintarte en mi pared. Y cuando me sienta solo, te hablaré, aunque me llamen loco, no estoy loco, simplemente soy diferente y más sensible que los demás.

Extraño tu boca, tus ojos, tus cabellos, y, por qué no, extraño cuando te enojabas por mi ingenuidad, y me hacías polichinela.

(Una lágrima) A song for you, Claudia, siempre habrá una canción para ti en mis labios. Y una nostalgia en mi corazón.-

Mi corazón es tuyo, por favor, Claudia, no hagas anticucho.